HAZ UN F5 A TU CEREBRO

HAZ UN F5 A TU CEREBRO

POR QUÉ EMPEZAR UNA CLASE DE MÚSICA CON RELAJACIÓN

PROFE: “¿Alguno de vosotros tiene tablet, móvil u ordenador?

ALUMNOS: “Yo sí”, “Yo también”, “Siiiiii”…

PROFE: “¿Y qué pasa si dejamos estos dispositivos encendidos siempre?, ¿o los apagamos de manera incorrecta?

ALUMNOS: “Que se quedan sin batería”, “Que se ponen muy calientes”, “Que se cansan mucho”…

PROFE: “¡Exacto!, si desconectamos sin esperar a que finalice el proceso de apagado, podemos perder datos, dañar archivos…o si siempre lo dejamos encendido, no se puede reiniciar. Pues eso mismo le ocurre a nuestro cerebro. De vez en cuando necesitamos apagarlo, reiniciarlo, para que funcione a pleno rendimiento y podamos empezar la clase con energía, alegría e ilusión”.

De esta manera se puede explicar a nuestros alumnos por qué es necesario reiniciar, calmar, desestresar y, ¿por qué no?, limpiar nuestro cerebro antes de empezar nuestra clase de Música.

Es verdad que a priori esta práctica puede suscitar alguna que otra reticencia:

“Ya la clase de Música se me queda demasiado corta, solo una hora a la semana, y encima ahora tengo que dedicar más tiempo a la relajación”.

“Eso no me va a funcionar con los alumnos de cursos superiores, se van a reír, no se lo van a tomar en serio”.

“Algunos alumnos no van a querer ni siquiera cerrar los ojos por el sentido al ridículo”.

Nada más lejos de la realidad. No solo respetan ese momento al inicio de cada clase, sino que a medida que lo van incorporando a su día a día, lo convierten en un hábito, lo interiorizan, llegando incluso a demandarlo. En algunas clases, son los propios alumnos los que me esperan ya en posición de relajación. Esto permite un mayor aprovechamiento del tiempo e incrementa la calidad del mismo.

He podido comprobar que gracias a esos minutos iníciales de relajación, el rendimiento de la clase mejora sustancialmente. En muchas ocasiones nos encontramos con alumnos cansados y mentes saturadas que producen un rendimiento académico mínimo y una creatividad prácticamente nula. ¿Qué hacemos en una clase de Música sin el ingrediente estrella, la creatividad?

Para que esos primeros minutos de clase sean especiales, es necesario variar la relajación. Es cierto que yo sigo unas rutinas, recordándoles que pueden beber agua (de forma calmada y sin prisa), introduciendo la música que nos va a acompañar en el viaje: música clásica, sonidos de la naturaleza, música relajante para meditar, música lounge, chill out, etc. Y así, poco a poco, vamos adoptando la posición para poder relajarnos, posando la cabeza sobre las manos y cerrando los ojos.

Ahora llega el momento de la respiración, la diafragmática, nuestra gran aliada. Es importante que experimenten el poder de la respiración a la hora de calmar y bajar la intensidad de  nuestras emociones. No dudes en probar la respiración cuadrada, explicándoles que proviene del cuerpo de marines norteamericanos y que la usaban en momentos de gran estrés en la batalla para mantener la calma. ¡Les encanta! También triunfa la que alterna las fosas nasales,  fundamental para conservar la concentración.

Y sin casi darnos cuenta, dejamos volar nuestra imaginación, acompañándoles en un viaje que nos lleva al mar o a un paisaje sin igual. Otro día la protagonista es la relajación muscular progresiva de Jacobson o una simple mariposa mágica que va posándose y relajando cada parte del cuerpo.

Por último, volvemos a ser conscientes del aquí y el ahora, estirándonos como gatitos e intentando tocar el techo con nuestras manos.

Son solo unos minutos, pero favorece enormemente el clima del aula, desarrolla las competencias emocionales de los alumnos, mejora el rendimiento académico y además aprenderán a regalarse momentos, a quererse y a respetarse a ellos mismos y, por ende, a los demás.

¿Te unes a los que ya pulsamos F5 cada día al empezar la clase de Música?

Cantar y aprender

Cantar y aprender

¿Os acordáis de las canciones que cantabais en vuestra infancia? ¿y de aquellas canciones que cantabais en la escuela?

A todos los niños y niñas les gusta cantar y a todos les mueve la música. Es algo innato al ser humano el tararear cancioncillas y es algo cultural transmitir saber con las canciones tradicionales, forma parte de nuestro legado cultural.

En nuestros coles vemos como en Infantil cantan todos los días y con esas canciones y retahílas nuestros niños y niñas aprenden los días de la semana, fenómenos atmosféricos, onomatopeyas, números…

Pero con las canciones se trabajan muchas más cosas, que no sólo son válidas para la etapa de Infantil o los primeros cursos de la Primaria.

Algunos de los beneficios de cantar son:

  • Ayuda a estimular el lenguaje. Con las canciones se trabaja pronunciación, vocabulario, semántica… sin apenas darnos cuenta. Puede favorecer a aquellos niños con un retraso en el lenguaje o con dislalias.
  • Ejercita la memoria. Aprender canciones y retahílas nos ayuda a reforzar la memorizar. Muchos hemos aprendido vocabulario en inglés o el abecedario cantando. Hacer el aprendizaje divertido y ameno ayuda a que se ancle y a que sea más duradero. Es mucho más fácil recordar una canción que un texto o listado de palabras.
  • Puede favorecer la psicomotricidad. SI nuestras canciones van acompañadas de movimientos sencillos reforzamos aspectos psicomotores como coordinación, esquema corporal, autoconcepto… Por tanto, no solo es que bailar y cantar es divertido, sino que favorece el desarrollo motriz de los niños.
  • Refuerza la cohesión y pertenencia de grupo. Cuando todos los niños cantan y bailan a la vez se sienten pertenecientes al grupo. Todos están cantando la misma canción, divirtiéndose y disfrutando juntos. Esto conlleva que los niños refuercen esos lazos de unión, máxime si hay una canción que sea la favorita de todos y siempre se cante en el aula.
  • Mejora nuestro estado de ánimo. La música ejerce un gran poder sobre nuestro estado de ánimo. Nos ayuda a canalizar emociones y nos transmite distintos sentimientos.
  • Desarrolla la imaginación. La música nos puede hacer viajar, al igual que un libro. Las canciones nos ayuda a crear imágenes en nuestra mente y a imaginar diferentes escenarios, personajes o situaciones.

Con todos estos beneficios, entre otros, sería lógico que en nuestras aulas hubiera más canciones y no dejáramos de cantar nunca, independientemente de la edad.

La música de la Naturaleza

La música de la Naturaleza

Cuando a alguien se le ofrece la oportunidad de contribuir en un campo que no domina, rápidamente las emociones le inundan, tanto para bien, como para mal. Muchas personas incluidas yo, seguro que hemos rechazado oportunidades y aprovechado otras. 

En esta ocasión, tengo el privilegio de comenzar “La semana de la música” en este blog de la asociación a la que pertenezco desde hace poco más de un año y de la que tan agradecido estoy, por rodearme de personas tan entusiastas, emprendedoras, motivadoras y expertas, cada una en su parcela. Algo de lo que, sin duda, me contagia y enriquece.

Como iba diciendo, yo, maestro con título, pero aun sin aula o como habitualmente digo, #MaestroSinPizarra, soy un apasionado de la NATURALEZA, del SENDERISMO y de la EDUCACIÓN en mayúsculas, pero mi rama es la educación física, por lo que la especialidad y el mundo de la música, se me queda muy lejano, siendo un simple observador o consumidor de la misma.

Os podréis preguntar entonces… ¿qué puedo yo aportar a esta semana dedicada a la música? Y volviendo al inicio, cuando se me ofreció la oportunidad de contribuir en un campo que no domino, las emociones me inundaron y pensé, que la naturaleza está desbordada de música y que, de alguna manera, tenía que compartir esa idea e intentar transmitirla a quien le interese.

Pongo en sobre aviso al lector que en esta entrada no encontrará información musical profesional, ni hablaremos de acordes o músicos expertos. No ofreceré, al menos en la mayoría del presente artículo, un exceso de información “googleable”, ni detalles musicales técnicos. No obstante, sí intentaré daros información curiosa que os haga pensar en la naturaleza e incluso buscar e indagar por vuestra propia cuenta. Os mostraré, desde mi experiencia, la complejidad que ofrece la naturaleza en referencia al tema que se nos presenta esta semana, la música.

Así que te invito, querido lector o lectora, a seguir deslizando la mirada a través de las letras de tu ordenador, tableta o teléfono móvil y llevar a tu mente lo que un humilde maestro de educación física ha escrito para ti.

ORIGEN

A tan sólo un clic, uno puede bucear por un mar de datos y encontrar una ingente información en torno a la música, descubrir los orígenes confusos de las primeras representaciones, así como su evolución a lo largo de la historia. Con tan solo poner “origen de la música” (entre comillas) en el buscador más conocido por todos nosotros, se le abrirá la oportunidad de disponer de más de doce millones y medio de resultados en los que encontrar información. Ésta podrá ser o no de fiar, por lo que le toca a quien navegue por este océano de información, contrastar y confirmar las fuentes a las que recurra.

Por tanto, en base al origen de la música, solo puedo deciros una certeza, sólo puedo arriesgarme a transmitiros algo, y ese algo es que no hay, aún hoy, conocimiento exacto del origen de la música.

Como podéis leer, yo no quiero bombardearos con información que vosotros mismos podéis buscar, sino que quiero transmitiros, en base a mi experiencia, dónde está esa música.

Quizá debamos antes conocer la definición de “música”. Según la RAE y entre todas sus acepciones, hablamos de música cuando se combinan tres elementos, como son la melodía, el ritmo y la armonía. Pues bien, cuando esos elementos consiguen recrear (o estimular) a nuestros oídos, haciendo que nuestro sistema límbico genere respuestas emocionales y transmitiendo esta reacción química por nuestro cerebro para interpretarla y así generar una respuesta psicofísica, es decir, por un lado, un sentimiento y por otro un escalofrío, una sudoración, una sonrisa e incluso un movimiento aún más complejo, es cuando podemos afirmar que hablamos de música.

De ahí que sea tan difícil, por no decir imposible, saber cuándo comenzó para nosotros el concepto de “música”. porque no sabemos con exactitud cuándo los estímulos de melodía, ritmo y armonía, presentes en la naturaleza, formaron parte de la conciencia del homo sapiens sapiens o si lo hizo antes con nuestros predecesores.

Lo que sí tenemos como certeza es que la música siempre ha estado presente en la naturaleza. Ha estado presente porque en ella encontramos una sucesión de sonidos que, por su manera de combinarse, resulta musical. Pero, además, desde que está presente la naturaleza en nuestro planeta, existe un orden acompasado en la sucesión o acaecimiento de las cosas y finalmente, la música está presente en la naturaleza gracias a la proporción y correspondencia de unas cosas con otras en el conjunto que la componen, así comogracias a la unión y combinación de sonidos simultáneos y diferentes, pero acordes, que en ella se dan.

Como habréis podido apreciar, en cursiva tenéis las definiciones de los tres elementos que se combinan en el concepto de música y que, de alguna manera, están inmersos en el de naturaleza.

EVOLUCIÓN

Nuevamente nos encontramos con un tema complejo del que podemos encontrar más de diez millones de resultados a un solo clic. Pero quizá, lo más importante a este respecto, es saber que, en algún momento de nuestra historia dimos un salto evolutivo y comenzamos a tomar consciencia de la música existente en la naturaleza, incorporándola a diferentes partes de nuestro cerebro y utilizándola a nuestro favor gracias a la nueva capacidad adquirida, la creatividad. Comenzamos a imitarla, a reproducirla y modificarla a nuestro antojo, haciendo que ésta, fuese un componente social con un poder indescriptible. En definitiva, como describe Yuval Noah Harari en su magnífica obra “Sapiens”, la aparición de nuevas maneras de pensar y comunicarse, hace entre 70.000 y 30.000 años, constituye toda una revolución cognitiva. (…) lo que permitió pensar de manera sin precedentes y comunicarse utilizando un tipo de lenguaje totalmente nuevo.

A partir de ese momento o quizá mucho antes, comenzamos a utilizar la melodía, el ritmo y la armonía a nuestro antojo como elemento de comunicación y transmisión de conocimiento, convirtiéndose así en la expresión artística más antigua que se conozca de la humanidad.

Os invito a disfrutar de este vídeo cómico, de una de las secuencias más inolvidables de la película “El cavernícola” dirigida por Ringo Starr y con la que se resume, de una manera magistral, esta pequeña parte de nuestro salto evolutivo.

REENCUENTRO

Es impresionante cómo hemos llegado a utilizar y dominar el concepto “música” a lo largo de nuestra breve historia. Como hemos sido capaces de componer obras maestras de una complejidad impresionantes (https://www.youtube.com/watch?v=gkDbAWKkeX4) y a la vez, hacer creaciones musicales de una simpleza sorprendente que se nos queda grabado en el subconsciente y nos taladra cuando menos nos lo esperamos (https://www.youtube.com/watch?v=XqZsoesa55w&list=RDWdQ-alL8S7k&index=3).

La pregunta que a mí me ronda es, si seríamos capaces de dejar de mirarnos a nosotros mismos para volver la mirada o, mejor dicho, el oído, hacia la naturaleza, con el objetivo de no olvidar de dónde procede todo lo que hemos adquirido.

Y es que nos enfrentamos a un gran desafío, el de no descolgarnos o desvincularnos de la naturaleza como especie. Nos enfrentamos a una enfermedad que no es silenciosa, ni mucho menos y que hace que la especie humana, adquiera una hipoacusia ante los sonidos de la naturaleza.

Pedro Baños, militar y autor de obras tan impactantes como “El dominio mental” afirma que las sociedades cada vez están más narcotizadas, más adormecidas, siendo incapaces de tomar decisiones o tomándolas de forma inconsciente, pero dirigidos por la influencia del entretenimiento fácil. Todo ello merma nuestra capacidad para escuchar, para volver a nuestros orígenes, para volver a sentir la melodía, el ritmo y la armonía presentes en la naturaleza. Nos sumergimos en “un mundo feliz”, como el descrito en la gran novela de Aldous Huxley, donde habiendo ganado muchas cosas, hemos sacrificado o perdido otras. Ganamos en entretenimiento virtual, en la visualización y composición de obras musicales, pero… ¿a cambio de qué? ¿Sabemos disfrutar del sonido del viento en un bosque y de la composición musical que nuestras pisadas generan al caminar sobre las hojas secas bajo nuestros pies? ¿somos capaces de disfrutar del amanecer en silencio, escuchando como, en cuanto la luz del sol irradia el cielo, comienzan los cantos de los pájaros, como si de un espectáculo musical de inmensas proporciones se tratase? ¿Somos capaces de diferenciar, distinguir y discriminar los diferentes sonidos a los que nos exponemos cuando nos sentamos en una piedra y miramos al horizonte?…

Hay que hacer un esfuerzo por vincularnos de nuevo con la naturaleza, por redescubrir los sonidos y la música que en ella se encuentran. Porque si somos capaces de mantenernos unidos a ella, disfrutaremos y comprenderemos aún más, la música que nosotros mismos crearemos. Al fin y al cabo, todo lo creado por el ser humano, es una representación, una recreación, una copia de lo ya existente en ella.

MI EXPERIENCIA

Yo he tenido la enorme suerte de trabajar de guía en actividades de senderismo (y espero seguir teniéndola), ofreciéndome la oportunidad de poder acercarme cada fin de semana a la naturaleza, evadirme del entretenimiento fácil y caminar en busca de un objetivo visual o auditivo.

Cuando uno camina, cuando se esfuerza sin darse cuenta hacia el logro de una meta y ésta es una simple mirada al horizonte, o el estruendoso sonido de una impresionante cascada, se da cuenta de la imperiosa necesidad de volver a conectar. A nivel cerebral, la satisfacción de una recompensa como puede ser ir a un centro comercial y comprar un determinado artículo y otra, caminar doce kilómetros hasta un pequeño bosque de robles, es la misma, un chute de dopamina, pero el tiempo, el modo y la recompensa no son las mismas.

El agresivo sonido de una ciudad llena de coches y personas hablando en tonos desacordes, no tiene nada que ver con una dehesa extremeña, con un valle entre montañas ni con una senda junto a un río.

Cada entorno natural, dispone de una música diferente nada fácil de oír, una mezcla de sonidos, un caos de elementos sonoros que es necesario y que, nuestro cerebro, es capaz de asimilar; eligiendo, filtrando, obviando, eliminando o seleccionado a placer (o por nuestra programación genética y aprendizaje). Necesitamos del caos que nos ofrece la naturaleza, hoy más que nunca, pues somos capaces de encontrar la melodía, el ritmo y la armonía entre ese caos.

Sé que todo esto que acabo de escribir, es difícil de entender, sobre todo para quien no lo haya vivido. Lope de Vega, en su poema “Esto es amor” dice:

“Quien lo probó, lo sabe”

Y por ello, para ayudaros a entenderlo, me gustaría mostraros o justificar por qué necesitamos el caos existente en la naturaleza.

En mi bagaje entre congreso y congreso de educación, tuve la suerte de escuchar a Jaime Buhigas Tallón, hablando del orden y el caos, así como de la dicotomía filosófica de apolíneo y dionisíaco. En la gran ponencia en la que incluyó un piano, Jaime nos habló de la importancia de valorar el caos como un elemento positivo e imprescindible si queremos mantener el orden y la coherencia. Y es que nuestro cerebro en conexión con los sonidos de la naturaleza es capaz de ordenar o seleccionar la ingente cantidad de ruido, de estímulos, haciendo que el caos sonoro convierta lo aleatorio en algo organizado, predecible, estable, donde sentirse cómodo e incluso en el que valorar la belleza. El caos, por tanto, como dice Jaime Buhigas, no es malo, simplemente no es bello. Es nuestra mente, cuando se siente segura, cuando ha adquirido experiencia y convivido con los elementos sonoros, cuando considera el caos acústico existente en la naturaleza o las imágenes, como un elemento de inconmensurable belleza.

Charla de Jaime Buhigas en ENAP 2015

Mi experiencia a lo largo de tantas excursiones con grupos, me ha permitido hoy en día, ser capaz de ver belleza en la multitud de sonido a los que he estado expuesto. Es cierto que nunca he ahondado en ellos, especializándome o adquiriendo una competencia concreta, pues tengo grandes compañeros y compañeras de trabajo, por ejemplo, que son capaces de discriminar el canto de un pájaro y nombrar o saber la especie que están oyendo.

Poder cerrar los ojos y escuchar el soplo del viento meciendo las hojas de un chopo, oír el crujir de las hojas secas del otoño o el de la nieve al compactarla con nuestros pasos, oír el sonido de los animales desconocidos rompiendo el silencio de la forma más elegante posible, oír el recorrer y caer del agua de un río desde su nacimiento y en el transcurso de su juventud… todos esos sonidos que mi oído capta y transforma en señales electroquímicas para que mi cerebro lo interprete y responda, está colmado de belleza. He sido capaz de reorganizar el caos existente fuera de mi e interiorizarlo como una bella sinfonía.

La naturaleza tiene mucho que ofrecernos y eso que, a veces, pensamos que ya está todo inventado. En ocasiones, tengo la sensación de que el ser humano quiere huir, independizarse y despegarse de la madre naturaleza, como si de un adolescente queriendo huir de sus padres se tratase. Deseamos ser autosuficientes, no depender de ella y por ello inventamos nuestra propia música, al igual que queremos obtener nuestros propios recursos. Pero estoy convencido que, como en la vida misma, llegará un momento en el que ese adolescente madurará y volverá al vínculo materno en busca del amor de madre, en busca de un abrazo bajo la excusa de un “tupper”. Creceremos y nos haremos adultos, dándonos cuenta de que, aunque queremos ser libres e independientes, también querremos estar presentes y acompañados por nuestros padres y entonces, juntos, diseñaremos la mejor obra musical jamás oída.

LA MÚSICA DE LA NATURALEZA

Richard Louv, padre fundador de lo que hoy se investiga como Trastorno por Déficit de Naturaleza y que no es otra cosa que una puesta de cartas sobre la mesa de los beneficios que supondría mantener un contacto con un entorno natural, es autor de la obra “Vitamina N”, título muy sugerente que nos invita a adquirirla saliendo a caminar por entornos naturales y para lo cual nos ofrece una serie de propuestas.

Eso, querido lector querría hacer yo ahora contigo. Me gustaría invitarte a salir a un entorno lleno de sonidos, a un lugar donde el ruido es mucho menos molesto que el de la ciudad y donde tu mente, podrá respirar, descansar y conectar de nuevo con la realidad a la que está acostumbrado. Porque no olvidemos que la composición genética de nuestras mentes está más acostumbrada a la naturaleza, con la que ha convivido durante cientos de miles de años que, a las ciudades modernas, las cuales apenas llevan unos cientos de años.

Me gustaría que te atrevieras a dar un pasito más, querría invitarte a navegar, por última vez, entre las líneas que se desarrollan en este blog y descubrir sonidos imperceptibles que están presentes en la naturaleza y que gracias a nuestra capacidad creativa empezamos a conocer. El inicio de una bonita canción que quizá nos lleve a alcanzar un nuevo conocimiento y a entender que la música y la naturaleza, son una asignatura principal de nuestra vida.

Seguramente a estas alturas ya sepas o intuyas que la naturaleza habla constantemente, sea por encima o bajo tierra, ésta utiliza sonidos, olores, señales y vibraciones. Son redes conectadas con todo ser viviente, incluido nosotros, el ser humano.

Esta afirmación que acabo de realizar es una idea que no suele convencer, pues eso de que podamos percibir y entender las interacciones de la naturaleza se topa con cierto escepticismo por parte del ciudadano medio, pero la ciencia lo tiene claro.

Suzanne Simard es ecologista forestalcuyas investigaciones se han centrado en cómo ciertos organismos que viven en el suelo, especialmente los hongos, ayudan a los árboles. Ha demostrado que algunos hongos viven dentro y entre las raíces de los árboles formando micorrizas (literalmente “raíces de hongos”). Éstos ayudan a los árboles a adquirir nutrientes y agua del suelo a cambio de carbono, pero sus investigaciones han ido más allá, descubriendo y demostrando, ya desde 1997 y junto a un elenco equipo de investigadores, que los árboles están conectados entre sí a través de una red subterránea de hongos micorrícicos.

Para entenderlo mejor, mientras que nosotros tenemos internet (www), ellos tienen una red micelial “www” de los bosques (Wood Wide Web, expresión acuñada por el botánico David Read).

Parece pura fantasía, pero hoy, el ser humano puede afirmar que esta red permite a los árboles comunicarse entre ellos, aparentemente transfiriendose carbono, nutrientes y agua entre sí, pero esa comunicación va mucho más allá.

¿Habéis visto Avatar? Pues seguro que cuando leáis lo siguiente os suene. Simard en sus investigaciones en referencia a esta vía de comunicación ayudó a describir algo llamado árbol central, o “Árbol Madre”, que son, nada más y nada menos, que los árboles más grandes en los bosques que actúan como centros neuronales. Apoyan a los árboles o plántulas más jóvenes al infectarlos con hongos y transportarles los nutrientes que necesitan para crecer.

Quizá descubramos algún día que, entre esa comunicación, existe todo un lenguaje, incluido el musical. Quizá descubramos que los bosques cantan y componen música también para entretenerse o disfrutar de los acontecimientos que les rodean.

¡Espera, quizá ya lo hayamos descubierto!, ¿no te lo crees?

David George Haskell es biólogo, escritor y profesor de biología estadounidense, aunque nació en Gran Bretaña. Ha escrito artículos de opinión, ensayos, poemas, artículos científicos y libros tan recomendables como: “En un metro de bosque”, en el que durante el transcurso de un año estuvo examinando un único metro cuadrado de un bosque de Sewanee, en Tennessee y cuyas observaciones, le supusieron ser finalista del premio Pulitzer de 2013 y “Las canciones de los árboles, ideal para esta semana de la música. Un libro que trata, de las conexiones con las redes biológicas que rodean a los árboles y los sonidos que surgen de estas interacciones.

Pues bien, lo que David G. Haskell nos muestra, no deja de ser una pequeña orientación de lo que se está descubriendo de la naturaleza.

Todo un equipo de investigadores, dirigidos por Itzhak Khait, de la Universidad de Tel Aviv, en Israel, nos confirmaron, hace apenas unos meses, el año pasado, que el reino vegetal, las plantas, emiten ultrasonidos cuando desarrollan ciertas acciones.

Hemos empezado a entender parte del lenguaje del reino vegetal. Se ha demostrado cómo, gracias a la red micelial y a los ultrasonidos que emiten las plantas y árboles, se comunican y se defienden de parásitos, haciendo que la composición química de sus hojas se vuelva más amarga o dulce según su interés. Se ha demostrado como ciertas especies, aves e insectos que si oyen los ultrasonidos emitidos por las plantas y los árboles, acuden a éstos cuando son llamados. Se ha demostrado como “gritan” cuando son podados. Se ha demostrado como, entre especies arbóreas, no solo compiten, sino que también colaboran. Se ha demostrado como, árboles que en teoría deberían haber muerto, porque no tienen posibilidad de realizar la fotosíntesis, sobreviven año tras año gracias a la colaboración y ayuda de sus congéneres e incluso de otras especies y reinos. Se ha demostrado cómo los árboles madre ayudan a sus retoños y a los de los demás, transfiriendo información y alimento… Se ha demostrado y se demostrará, pues no me cabe ninguna duda, que la música está presente en la naturaleza y que sólo nos hace falta aprender a oír.

David G. Haskell afirma lo siguiente “Sal fuera. No vayas a un lugar especial, vale con que salgas a tu barrio. Abre tus oídos y percibe los sonidos de tu alrededor”. Yo, quiero ir más allá. Como el título de mi cuento #QuieroCambiarElMundo.

Quiero motivarte a descubrir, como si fueras un niño, LA NATURALEZA, salir sin miedo, a vivir una de las mejores aventuras de nuestras vidas. 

Quiero animarte a descubrir la belleza musical que ocultan los bosques, los valles, las montañas y las costas.

Quiero que conozcas los cañones de caliza surcados por el agua durante siglos y llevarte a las cimas de las montañas más cercanas y accesibles.

Quiero que sientas el encanto de esos pueblos abandonados y veas las hojas del otoño caer.

Quiero que escuches la música que las hojas producen al ser mecidas por el viento.

Quiero que disfrutes de la armonía del silencio del invierno. 

Y no por último, sino para invitarte a disfrutar de esta semana de la música de este blog, quiero acompañarte en el descubrimiento de escuchar el maravilloso concierto de las estaciones, donde millones de instrumentos, como el surcar del agua, el movimiento de los árboles, el canto de las aves, el volar de los insectos y la sonrisa de un niño… se unen para formar lo que hoy se nos resbala de las manos, LA NATURALEZA.

Heriberto Herráez / @herik35

Apps y gadgets en el aula de música

Apps y gadgets en el aula de música

Hoy en día hay multitud de herramientas a nuestro alcance que nos permiten potenciar al máximo las habilidades en nuestros alumnos.

Tenemos a nuestro alcance multitud de dispositivos electrónicos y tecnológicos, que muchas veces por desconocimiento o por falta de iniciativa no usamos, y que harían de nuestras sesiones verdaderas master clases que quedarían grabadas en la memoria de nuestros alumnos como experiencias inolvidables.

Hoy quiero mostrar algunas de las herramientas digitales y dispositivos electrónicos que podemos utilizar en nuestra clase de música.

DROPMIX- De Hasbro

Este juego creado en 2017 por la marca Hasbro, en colaboración con la productora Harmonix (responsable de los videojuegos Guitar Hero y Rock Band entre otros) parte de la base del “drop” (término utilizado en música electrónica que hace referencia a las paradas que hay, antes de que la música sea retomada con mayor intensidad).

El juego es muy sencillo, teniendo una base con códigos de colores en los que cada jugador tendrá que ir colocando sus cartas siguiendo los códigos de colores para ir consiguiendo puntos y crear así una canción entre todos los jugadores.

Para ello hay que descargar la app en un dispositivo móvil o tablet y colocarlo en la base, de tal manera que a medida que se coloquen las cartas, irán añadiendo loops y sonidos y componiendo su canción. Además si el resultado es satisfactorio se puede grabar la canción en el dispositivo y tener así una base de composiciones musicales de nuestros alumnos.

GROOVE PAD MUSIC – GPM

Hay multitud de apps de este estilo que se pueden descargar, a mi personalmente esta es la que más me gusta.

Groovepad es una app de composición de canciones conocidas que permitirán a nuestros alumnos improvisar sobre bases musicales que ya tienen interiorizadas. De esta manera además de trabajar el ritmo y la escucha musical activa, trabajaremos la versión, la variación y la improvisación al tiempo que se divierten.

Hay una base muy extensa de canciones que descargas, y la propia aplicación te divide en diferentes grupos de loops. FX, Drums, Bass, Shiynth, Instruments, Voices… así también podremos trabajar la discriminación auditiva de manera muy sencilla y visual.

El juego consiste en ir introduciendo loops de diferentes secciones para generar las canciones y que vayan cogiendo forma. Se puede instalar tanto en móviles como en tablets, y además te da la opción de grabar la composición y descargarla o compartirla.

DRUM PAD MACHINE – DPM

Otra de mis apps favoritas. En este caso nos encontramos con una cuadrícula con botones de colores, y cada uno interpreta un sonido. La app intenta representar los sonidos que podemos generar con un sintetizador.

Hay varias modalidades de juego, desde la forma libre de composición, en la que vas experimentando y tocando libremente para componer con el paquete de sonidos que tienes, y por otro lado la modalidad “juego” en la que tendrás que seguir las lecciones de un tutorial en el que te enseñarán a crear una canción compleja con los sonidos que proporciona ese pack.

Hay multitud de packs descargables para jugar, de estilos musicales diferente, desde música electrónica, pop, reagge… así como géneros (podemos encontrar hasta un paquete de villancicos electrónicos).

En este caso la app también te permite grabar tus composiciones.

Trabajando la atención en el aula de música

Trabajando la atención en el aula de música

La memoria auditiva y musical es algo que trabajo en el 90%  de mis sesiones de música.  Considero que es fundamental trabajar el oído, la atención y la escucha a la vez que la memoria y la asignatura de música nos da muchísimos recursos para poder fomentarla.

Las actividades que realizo son varias, pero hay una que hago todos los días y les encanta.

¿Cómo sigue la canción?

Nada más entrar, una manera de comenzar la asignatura con concentración, que se sienten y no se pierda demasiado tiempo en comenzar, y a la vez trabajar la memoria, la escucha y la atención, es un ejercicio que trabaja mucho el método de piano Yamaha. 

Aprendemos una canción sencilla, con notas musicales. A través de los ecos rítmico-melódicos, canto una frase mientras me acompaño con el piano, y la clase repite lo que canto. Esto me ocupa los 5 primeros minutos de la clase. Voy subiendo el grado de dificultad aumentando las frases que canto seguidas y que deben repetir. Una vez interiorizada la canción (esto suele durar 2 o 3 sesiones), voy subiendo la dificultad, de tal manera que a la hora de cantar yo las notas, omito algunas. Así los y las alumnas cuando repiten lo que yo canto, han de cantar todas las notas, incluyendo las que yo he omitido, y hacerlo correctamente.

Llega un momento (5 o 6 sesiones) en que ya no es necesario cantar ninguna nota, sino que me limito a tocar el acompañamiento de piano y ellos cantan todas las notas, hasta que finalmente cantan la canción entera.

Voy subiendo el nivel de dificultad de las canciones, introduciendo así compases ternarios, intervalos de segunda, tercera, cuarta, quinta…matices de intensidad, dinámica y agógica.

Concurso de dictados:

Los dictados son ejercicios que ejercitan la memoria de manera exponencial, y para hacerlos más atractivos, qué mejor manera que hacer un concurso. 

En clase de música trabajamos los dictados desde infantil, comenzando con dictados sencillos para discriminar sonidos de animales, de la naturaleza o de la calle. Os comparto los que presento en Infantil 3 años. Se pueden pegar gomets, cada vez de un color diferente,  o colorear el círculo del que suena.

Según suben de curso los dictados se van haciendo más complejos, introduciendo dictados de intensidades, de duración, dictados rítmicos, melódicos, de intervalos, de acordes (mayores y menores)…

En Primaria cada acierto suma puntos, de tal manera que hay un ranking de puntuaciones en dictados a nivel individual, equipo y clase. Es una manera de que estén motivado, a la vez que me sirve para evaluar la escucha y ver su evolución.

Música en el aula de apoyo

Música en el aula de apoyo

Todos recordamos canciones infantiles o canciones o soniquetes que nos hicieron más fácil memorizar algún aprendizaje.

La música es de vital importancia en en el desarrollo de los niños, no solo porque crea conexiones neuronales, activa el cerebro y genera dopamina (que no es poco). Sino porque nos hace sentir, nos hace crear, nos ayuda a relajarnos o nos invita a movernos.

Por todo esto la música debería ser un elemento imprescindible en las aulas, y salir más allá del aula de música.

En mi aula de apoyo la música forma parte del día a día. 

Por una lado ponemos música relajante para establecer tiempo de trabajo en mesa. Ayuda a reconocer la situación, centrar la atención y gestionar el tiempo de la actividad,

Por otro lado usamos la música en las sesiones de relajación y yoga. Aquí la música es elemento principal de la sesión, pues nos adentra en ella y nos ayuda a centrarnos en nuestro propio cuerpo. Además cuando hacemos la relajación hacemos ejercicios de distinguir entre sonido y silencio (silencio para escuchar tu propia respiración).

También usamos la música para “bailar” y jugar, Las sesiones encaminadas a mejorar la psicomotricidad son mucho más productivas si tienes una canción o una melodía que te guíe y te marque los movimientos.

Por último en mi aula no falta el ritmo. Escuchamos música, bailamos, pero también hacemos ritmos con nuestro cuerpo (para ayudar a mejorar el esquema corporal, entre otras muchas cosas), con los tubos pentatónicos y con todo aquello que sea susceptible de ser golpeado y generar sonido.

Y vosotros/as, ¿cómo usáis la música en vuestras aulas?

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